Museo

EXPOSICIÓN PERMANENTE «ARQUEOLOGÍA DEL MONCAYO»

Esta exposición recoge el trabajo de varias generaciones de personas entusiastas de la arqueología, que durante dos décadas y media han contribuido con su esfuerzo a la recuperación de los materiales que aquí se presentan. Algunos, arqueólogos con título, otros, expertos consumados a pesar de no tenerlo. Todos aportando su dedicación de manera altruista con el único fin de contribuir a la conservación y difusión del patrimonio arqueológico de Tarazona y su comarca.

La exposición presenta tres grandes áreas, desde un punto de vista cronológico-cultural: la Prehistoria, el mundo celtibérico y el mundo romano.

1º. La Prehistoria es la época cronológicamente más extensa, abarcando distintas etapas, desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad del Hierro. El sílex constituye la materia prima por excelencia durante toda la etapa. La técnica en la talla del sílex se va perfeccionando hasta alcanzar su culminación durante el Eneolítico.

2º. En nuestra comarca la presencia de los celtíberos está más que atestiguada tanto en las fuentes como en la arqueología. Conocemos la existencia de un asentamiento celtibérico, cuyo nombre desconocemos, en La Oruña (Vera de Moncayo). La cronología de este poblado se extiende desde el siglo IV a. C. a los inicios del siglo I d. C. en que se abandona.

3º. Las fuentes romanas nos informan de la inclusión de Tvriaso en el convento jurídico caesaraugustano como municipium de derecho latino. La ciudad sufrió una transformación notable con el devenir de los años, en relación directa con el grado de romanización. Desde el siglo III d. C. hay evidencias suficientes de fuertes destrucciones y un deterioro progresivo de la ciudad, proliferando los asentamientos rurales en torno a Tarazona.

La ceca de Turiasu emite moneda en plata y en bronce. El jinete es el motivo habitual en los reversos, debajo del cual aparece el nombre de la ciudad en alfabeto celtibérico. Los anversos presentan la típica cabeza barbada. A veces llevan alrededor el rótulo KA-S-TU de difícil explicación.

La cerámica romana presenta una gran diversidad. Usaban un tipo de cerámica para cocinar, un tipo distinto para almacenar los alimentos y una variedad, muy cambiante con las modas, para el servicio de mesa. Las lucernas eran un elemento imprescindible en todas las viviendas y su producción a escala popular fue muy importante en el alfar de la calle Caracol de Tarazona.

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